Durante el siglo XX el discurso colectivo cotidiano encapsuló la realidad en titulares y narraciones fragmentadas que, ficticias o reales, ayudaron a construir percepciones del mundo, gracias a una serie de tecnologías centralizadas de comunicación impresa y audiovisual. De esta manera, grandes y pequeños héroes, dramas y tensiones narrativas siguieron cautivando la atención de la ciudadanía, mientras la ciencia, con sus avances, sólo alcanzó a estar visible en espacios formales del conocimiento o de manera muy limitada en la agenda de conversación pública. En este contexto, el complejo avance de las disciplinas científicas quedó al alcance de pocos. Pero en el siglo XXI, con la consolidación de servicios y aplicaciones alrededor del uso de Internet, una lógica distribuida de la comunicación le exige -y permite- a la ciencia hacerse visible ante públicos diversos, desde la complejidad de sus procesos, hasta sus logros y fracasos. ¿Qué implica este nuevo contrato social de la ciencia? En este seminario se abordará el contexto socio técnico en el que la ciencia pasa de una comunicación centralizada a un ambiente distribuido y colaborativo, con la construcción de una histórica visibilidad. Este panorama advierte nuevos retos para narrar la ciencia, desde sus protagonistas.